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Os presento a… April 14, 2007

Posted by Tindriel in Varios.
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Lila…

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Y Korma…

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¿Verdad que son guapas? Espero que pronto podáis conocerlas en persona

April 12, 2007

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Esta tarde me he acercado a unos grandes almacenes con la intención de comprarme cierta película que había visto anunciada. Película que debí ver mal anunciada, porque lo cierto es que no sale hasta la semana que viene. Sin embargo, mientras miraba, descubrí otra que me ha arrancado una sonrisa y que ha dejado en mi interior un poso de nostalgia.

Tengo recuerdos muy inconexos de mi niñez. Imagino que como todos, claro. Recuerdo el tendedero y la silla de pasear en el primer piso en el que viví. Recuerdo el olor de pipa, y cómo lo buscaba, cuando mi padre aun fumaba. Un plato de spaguettis con tomate y otro de melón con jamón. Unas bailarinas danzando “El lago de los cisnes” y el día en que murió Félix Rodríguez de la Fuente. Y entre todos esos recuerdos hay uno que siempre me arranca una sonrisa. Uno en el que me recuerdo grande y aventurera, dispuesta a enfrentarme con cualquier cosa. En ese recuerdo paseo por el campo de cierto pueblo de Ávila disfrazada de Peter Pan.

Recuerdo haber visto la película (después de unos capítulos de Spiderman) y recuerdo haber esperado algunas noches a que él apareciera por mi ventana. Pero esos recuerdos pueden no ser reales, porque hace demasiado tiempo. El recuerdo que sí es real es el de aquel disfraz, verde y marrón, con mallas, gorro y cuchillo de plástico. Y gorro con pluma. Y sé que es real porque lo guardé durante años. Sobrevivió a decenas de limpias anuales que organizaba mi madre, incluso cuando ya hacía años que no podía ponérmelo. Lo guardaba en un sillón de mimbre, regalo de unos Reyes especialmente generosos, junto a otros tesoros. De vez en cuando lo scaba y recordaba aquella única tarde que tengo en la memoria, paseando por el campo, viendo bichos, cortando hierbas con mi cuchillo de plástico, hablando a unos niños que no recuerdo, pero que eran mis niños perdidos.

De pequeña yo no quería ser Wendy. No quería ser los niños perdidos. Quería ser Peter Pan, y me vestía como él. Quería volar, y cantar y pelear con piratas y cocodrilos. Y no crecer nunca.

No sé qué fue del disfraz. Imagino que mi madre ganaría la batalla y lo tiraría. O con suerte lo donaría a alguna parroquia u ONG y otro niño lo disfrutaría. En el camino al hoy perdí muchos tesoros, pero no siempre me acuerdo de ellos: mis peluches de Chu Lin y Shao Shao, mi pizarra, el Barco de Piratas de Playmobil… y el disfraz de Peter Pan.

A veces, lo malo, o bueno, de las películas, es que te ves reflejado en los protagonistas. A veces, simplemente, querrías ser ellos.

January 9, 2007

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Mi última entrada del año se lamentaba de la muerte de un genio. La primera de este año está muy relacionada. Ha muerto Iwao Takamoto, creador de, entre otros, Scooby Doo, Penélope Glamour y Astro, el perro de los Supersónicos. Pero no sólo de esos, además fue ayudante en el diseño de numerosos animales en películas de Disney tan memorables como El Libro de La Selva y La Dama y el Vagabundo.

Scooby Doo 1970 theme song

The Jetsons – Intro

Dibujos para la memoria December 19, 2006

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Hoy, en Los Ángeles, ha desaparecido uno de los pocos dibujantes y animadores clásicos que quedaban con vida, Joseph Barbera. A sus 95 años de edad ha dejado tras de sí 70 años de creación, con los que ganó, entre otros galardones, 7 premios Oscar: Tom y Jerry, Los Supersónicos, el Oso Yogui, Los Picapiedra…

Realmente el mundo de la animación está hoy de luto…

Tom and Jerry – The Cat Concerto (1946)

Búho Real November 16, 2006

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Acabo de adoptar mi propio Búo Real, que se llamará Aindren.

Si queréis uno sólo tenéis que ir aquí­.

Hay que joderse… November 15, 2006

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-El Ayuntamiento de Madrid ha comenzado una campaña publicitaria para glosar las virtudes y maravillas de la M-30 y sus obras. El slogan, afortunadí­simo, es “¿Qué pasaría si nunca pasase nada?”. Sin comentarios…

-Existe un blog en el que se cuelgan enlaces para la descarga de capí­tulos de series. Yo lo he descubierto por casualidad, y no me he quedado con el nombre, ¿por qué? Pues porque el autor, en su labor de servicio social, ha decidido poner un resumen del último capí­tulo colgado. Y así­ me ha contado qué pasa en el capí­tulo 11 de la segunda temporada de Prison Break. Eso me pasa por saber leer.

-Esta mañana, al mirar mi bolso he constatado que tengo un Mr. Hide que hace su aparición cuando bebo cerveza y hay objetos Guinness en las cercaní­as: ayer robé un vaso de pinta. Voy subiendo de nivel, ya que lo primero fue un servilletero. ¿Qué será lo siguiente? ¿El cristal de un escaparate?

-Mientras volví­a a casa ayer por la noche se me ocurrió contar en una entrada por qué me gustan U2. Y no sólo como grupo musical. A imagen y semejanza de Imperator y SOAD, pero en positivo. Esta mañana se me han quitado las ganas. Y es que a veces a Bono alguien deberí­a darle un par de guantazos. A él o a su manager/representante/publicista/lo-que-sea. Resulta que los chicos de OT (edición actual, que no sé cuál es) van a grabar un disco navideño. Y como todos somos así­ de solidarios, lo van a hacer junto a los artistas del Festival 46664 de la Fundación Nelson Mandela, que se dedica a captar fondos para la lucha contra el SIDA en África. Y sí­, al parecer Bono va a cantar un tema con ellos. Primero fue destrozar One con Mary J. Blige y ahora esto… De verdad, alguien deberí­a decirles algo a estos chicos…

Doctor House (ya quisiera) October 11, 2006

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Lo he intentado, pero no puedo. Cada vez me resulta más difícil superar mis prejuicios, y cada vez me enfurezco más cuando alguno de ellos se confirma o, incluso, se afianza por obra y gracia de alguno de los miembros del tan destacado grupo laboral que los padece: los médicos.

Nunca he puesto en duda ninguno de los diagnósticos que me han hecho, y he seguido a rajatabla las indicaciones que me daban para curarme, paliar síntomas o lo que fuera que tocaba. Y se han equivocado muchas veces, un montón. Pero nunca he pensado que hubiera mala leche o incompetencia absoluta. Claro que me he enfadado cuando he descubierto que me había operado sin necesidad, o cuando, tras dos años de tratamiento, he descubierto que no servía para nada. Aunque siempre acababa pensando que errar es humano y que no había pasado nada irreparable.

Pero he descubierto que ese respeto no es mutuo. Me ha costado un tiempo, pero al fin me he dado cuenta. Los médicos no escuchan. Da igual lo que les digas, ellos sólo tienen en cuenta lo que concuerda con lo que saben. No importa que tú estés diciendo que cuando tienes la fiebre muy alta te duele el dedo meñique, y que lleva haciéndolo desde que tenías 3 años. Si ese dato no está recogido en un manual, no lo tienen en cuenta, te lo rebaten, te lo discuten y lo descartan.

Estoy siguiendo una dieta  destinada , en su mayor parte, regularme el tema del azúcar y hacerme bajar un poco de peso. El lunes acudí a una revisión y descubrimos que, durante la semana, había retenido un montón de líquidos. Perfecto. Cambio de dieta y tan contentos, porque esto funciona así. Pero la nueva dieta no está dando buenos resultados y llevo 2 días con el azúcar descontrolado. Así que ayer, después de una mala tarde-noche, decidí que hoy llamaría a la médico y se lo diría. Cuando finalmente he conseguido contactar con ella le he contado el problema y su pregunta ha sido “¿te has medido el azúcar?”. le he dicho que sí y le he leído la retahíla de números que tenía apuntada en un cuaderno. Y mientras estaba leyéndola me ha interrumpido, con un tono seco: “¿Y por qué te has medido el azúcar?”. Respuesta, porque me encontraba mal y empiezo a conocerme. Le he explicado mis síntomas y como todas las veces que los he experimentado ha significado que o tenía el azúcar muy alta o muy baja (dependiendo del síntoma).
A esto ha seguido una larga discusión sobre el tema, ya que según sus libros no sólo esos síntomas no significaban nada, sino que de hecho para la situación de la subida de azúcar no debería tener ni un solo síntoma. Yo le he dicho que muy bien, que perfecta su teoría, pero que en la práctica a mí me pasaba otra cosa, y que dado que hasta entonces había dado resultado, iba seguir fiándome de mi criterio a la hora de saber si tenía o no que medirme el azúcar (nótese que no le estaba discutiendo la medicación ni nada del tratamiento, sólo el conocimiento de cómo funciona mi propio cuerpo).
Al final me ha cambiado la dieta y me ha pedido que me mida el azúcar en sangre dos veces al día, pero nada convencida de que lo que le estuviera contando fuera verdad.
Y yo me pregunto, ¿tan difícil es de entender que cada uno es de su padre y de su madre y que pueden existir diferencias en las respuestas fisiológicas de dos o más personas? ¿O de verdad es tan imposible que esas diferencias existan?

Érase una vez… August 29, 2006

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…un hombre algo mayor, rondado la cincuentena, pero de aspecto avejentado. La larga melena blanca, sucia, la descuidada indumentaria y una barba blanca desaliñada, hablaban de la pobreza en la que vivía. Todos los días, nevara, lloviera o tronara, se apostaba a las puertas de algún comercio de cierta zona de oficinas a pedir lo que la gente tuviera a bien darle. Pocas veces pedía dinero, prefería siempre algo de comer. pero nada de fruta o pan blanco, pues su hígado enfermo no podía resistirlo. Así que, desde fuera (los guardias de seguridad nunca le dejaron entrar), él elegía lo que comería ese día. Siempre lo más barato, siempre lo más humilde.

Era un hombre pacífico y amable que nunca molestaba. Pedía con la timidez de aquel que sabe que, de alguna forma, pone en aprietos al que camina a su lado. Nunca se acercaba demasiado, no invadía el espacio vital de quien le ayudaba, porque era consciente de que “vivir en la calle no es lo mejor para la higiene personal”. Estaba enfermo, era pobre y aún quedaba en su interior suficiente bondad como para no incomodar a los que le rodeaban.

Un día ese hombre desapareció. No se le volvió a ver en su esquina. Ni en ninguna otra de las cercanas a ella. derribaron el edificio junto al que se apostaba, y empezaron a construir un bloque lujoso. La gente se olvidó de él. Y yo temí que le hubiera pasado algo. Pasaron los meses, y aquel hombre se convirtió en una sombra, en un recuerdo. Pero su sonrisa de agradecimiento era de las que no se olvidan.

Ayer volví a casa algo más tarde de lo habitual. Durante el trayecto en tren fui absorta en mi libro. Bajé en la estación de siempre, y mientras caminaba me fijé en los que me precedían. Y de pronto la vi. Aquella sonrisa estaba en la cara de un hombre al que unos adolescentes acababan de darle fuego. Un hombre mayor, avejentado, con el pelo blanco. Aunque ya sin barba y bien vestido. Con timidez me acerqué a él y le pregunté. Contestó con la honestidad que da saber que nunca hizo daño a nadie estando en la calle. Sí, era él. Al parecer uno de los que cada día le compraba comida pensó en él cuando en su edificio se quedaron sin portero. Llevaba muchos meses trabajando y le habían hecho un contrato indefinido. Ahora tenía trabajo, tres comidas diarias, asistencia médica y un piso con cama y ducha para él solo.

A veces los cuentos con final feliz se hacen realidad.

August 25, 2006

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Game Over

Commercial TV

Commercial

–Unas pequeñas muestras de los pingüinos más monos:

* Con Queen

* Con Sinatra

* Con abrazo

Llegó agosto… August 11, 2006

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… y con el los becarios a los medios de comunicación. Y aunque me consta que algunos se esfuerzan, y que otros son bastante competentes, siempre hay un pequeño grupo de los que ni lo uno ni lo otro, y esos acaban siempre por aparecer donde no deben (que en realidad es en cualquier sitio porque sus fallos siempre llaman poderosamente la atención). Hoy, navegando por alguna edición digital he encontrado unos cuantos fallos, que no puedo dejar de señalar, más que nada porque estoy aburrida:

Paul Nelson, crítico musical, nació en Minnesota en 1947 y falleció el 4 de julio en Nueva York, a los 70 años. Digo yo que sus 59 años debieron dar para mucho y por eso el periodista se confundió con la resta. O quizás es que la calculadora se ha ido de vacaciones y lo que tiene en el ordenador es un generador aleatorio de cifras ¿no?

“Estaban fuera de sí, sobre todo dos de ellos. Iban muy cocidos”, dijo a [xxx] Simón, jefe del local, quien aseguró que “jamás había habido una bronca”. “Esto es más tranquilo que el copón”, apostilló. La simple inclusión del verbo “apostillar” y la palabra “copón” en una misma frase es, cuando menos, chocante. Debería hacer acreedor al redactor de algún tipo de multa. En serio.